EL PAPEL HISTORICO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA

martedì 26 giugno 2007.
 

Conquistas y límites

(Artículo publicado en La Voce n. 2, julio de 1999)

 

Este año se cumple el 80º Aniversario de la fundación de la Internacional Comunista. Esta fue fundada en marzo de 1919, impulsada por el Partido Comunista (bolchevique) de Rusia (PC(b)R) bajo la dirección de Lenin. La IC fue el cuartel general del movimiento comunista a nivel mundial.

Estamos en vísperas de grandes acontecimientos. La segunda crisis general del capitalismo ha dado sustanciales pasos adelante. La agresión de los EE.UU y de la OTAN a Yugoslavia es el prólogo de una nueva guerra entre grupos y Estados imperialistas por el reparto del mundo. La guerra, a la que la burguesía imperialista está abocando al mundo, es la continuación de la pugna que se viene desarrollando desde hace algunos años entre los grupos imperialistas. Esta pugna va camino de transformarse gradual e inevitablemente en pugna entre Estados imperialistas, por consiguiente, en guerra. Manifestaciones de esta pugna son la constitución de gigantescos monopolios a nivel mundial, el hecho de que cada capitalista trate de apropiarse de la máxima parte de la plusvalía extraída a los trabajadores de los países imperialistas por los capitalistas en su conjunto, la recolonización de los países coloniales, la rapiña y el saqueo de los países socialistas, la eliminación de las conquistas arrancadas por las masas populares de los países imperialistas, el aumento de la explotación, de la opresión y del embrutecimiento de las masas trabajadoras a nivel mundial más allá de todo límite hasta ahora conocido. Bajo formas diversas y en momentos diferentes, la crisis general golpea a todos los países, la situación revolucionaria que la acompaña afecta a todos los países, la guerra hacia la que el imperialismo nos está llevando será mundial. También el movimiento comunista que está renaciendo en el curso de la crisis será mundial. Antes que los partidos comunistas consigan crear nuevamente un vínculo organizativo y reconstruir un cuartel general de la revolución proletaria a nivel mundial, será preciso desarrollar la colaboración entre los partidos comunistas que se han librado de la degeneración y corrosión del revisionismo moderno y entre los partidos comunistas que se han formado en estos años y otras fuerzas revolucionarias que luchan contra el imperialismo y la reacción.

Teniendo en cuenta este contexto cada partido comunista debe estudiar a fondo la experiencia de la IC y hacer un justo balance de su actividad.

La Internacional Comunista desarrolló formalmente su labor entre 1919 y 1943, aunque en realidad su existencia se inició en 1914. La Segunda Internacional se hundió ante el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial, corroída por el oportunismo y por los primeros revisionistas (Bernstein y Cía.). La izquierda de los partidos de la Internacional no había desarrollado una línea y una práctica organizativas correspondientes al análisis de la guerra que estalló, aunque esta guerra ya había sido denunciada e ilustrada por el Manifiesto de Basilea (1912) aprobado por el congreso extraordinario de la Segunda Internacional. Inmediatamente después de la bancarrota de la Segunda, se inició el trabajo para construir la Tercera Internacional. Cómo reconstruir la Internacional es el subtítulo dado por Lenin a un artículo suyo, publicado en diciembre de 1914.

La vida de la Internacional se prolongó de hecho más allá de su disolución formal en junio de 1943, en la Cominform (1947-1956) y bajo la forma relaciones de colaboración y ayuda mutua entre los partidos comunistas de todo el mundo. Estas relaciones duraron hasta febrero de 1956. Fue en esta fecha, durante el XX Congreso del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), cuando Kruschev, el cabecilla de los revisionistas modernos, las rompió tomando unilateral y arbitrariamente posición sobre los problemas relativos al movimiento comunista internacional (balance de la experiencia del socialismo en la URSS y de la actividad de la IC), sin haber discutido previamente con los demás partidos comunistas. Dado el papel preeminente que el Partido Comunista de la Unión Soviética desempeñaba en el movimiento comunista por razones objetivas, la desviación del PCUS rompió la unidad del movimiento comunista y puso fin a la colaboración entre el conjunto de los partidos comunistas. La Conferencia de Moscú de 76 partidos comunistas ( Declaración de Moscú y Manifiesto por la Paz ), en noviembre de 1957, y la Conferencia de Moscú de 81 partidos comunistas ( Declaración de 1960 ), en noviembre de 1960, supusieron intentos infructuosos de reconstruir la unidad y la colaboración entre los partidos comunistas, a pesar del boicot a la revolución proletaria desarrollado a amplia escala en ese entonces por los revisionistas.

Así pues, la existencia de la IC cubrió todo el período de la primera crisis general del capitalismo y de la primera oleada de la revolución proletaria. La actividad de la IC es por ello una gran fuente de experiencias, en gran parte inexplorada, para todos los comunistas. Hoy nosotros estamos afrontando los problemas relativos a la segunda crisis general del capitalismo y a la segunda oleada de la revolución proletaria que la acompañará. Desde el período en el que desplegó su labor la IC hasta hoy se han producido muchas e importantes transformaciones que cada partido comunista debe identificar (1), estudiar y comprender y a las que es necesario tener muy en cuenta. Sin embargo, nosotros vivimos todavía en la época del imperialismo, del declive del capitalismo y del ascenso de la revolución proletaria: en la misma época en la que la IC desarrolló su actividad. El balance de la experiencia de la IC es una tarea política que afecta a la orientación de nuestro trabajo presente y futuro. Es muy importante que sea llevado a cabo de forma justa.

El balance de la IC del que tenemos necesidad hoy en Italia debe abordar esencialmente dos puntos:

Punto 1: debemos señalar e ilustrar:

- cuáles fueron las conquistas prácticas realizadas por el movimiento comunista durante el período de la actividad de la IC;

- cuáles fueron las causas subjetivas de sus logros: las concepciones, el método, la línea y las estructuras organizativas gracias a las cuales la actividad de la IC alcanzó esos logros.

 ¿Por qué debe ser éste el primer punto de nuestro balance? En primer lugar, porque hoy no existe un claro, amplio y firme conocimiento de los logros de ese período entre las Fuerzas Subjetivas de la Revolución Socialista (FSRS) de nuestro país. Por consiguiente, hay en nuestras filas un sinnúmero de brechas abiertas a la penetración de la campaña de denigración del movimiento comunista (que precisamente se presenta como denigración de Stalin) y desmoralización de nuestras fuerzas, campaña que la burguesía imperialista lleva a cabo como un aspecto específico, programático y convenientemente financiado, de la lucha contra el renacimiento del movimiento comunista. En segundo lugar, porque nosotros, como Fuerzas Subjetivas de la Revolución Socialista (FSRS) de Italia, estamos hoy lejos de haber asimilado y hecho nuestro el patrimonio ideológico y teórico gracias al cual la IC alcanzó esos logros. El largo período del revisionismo moderno y la profunda labor de corrupción y diversión llevada a cabo por éste han roto la continuidad entre nosotros y la IC. Actualmente están difundidas entre las FSRS concepciones y métodos de pensamiento y acción que la IC había ya criticado y superado teóricamente y que la mayor parte de los partidos comunistas de entonces había superado en buena medida en la práctica. Por eso también forma parte de este primer punto del balance la crítica a las concepciones y métodos frecuentes en las FSRS que no sólo son erróneos, sino también porque suponen un atraso con respecto a las posiciones justas alcanzadas por la IC. 

Punto dos: debemos señalar e ilustrar cuáles fueron los límites que la IC no consiguió superar.

Ante todo es indudable que las concepciones y la actividad de la IC presentan errores y límites. El parón y atraso sufridos por el movimiento comunista en la segunda mitad del siglo indican que indudablemente se cometieron errores en el movimiento comunista y que éste no logró superar algunos límites. Para hacer frente a las tareas y reemprender el avance, es indispensable identificar los límites, distinguirlos de los errores y superarlos.

Por errores entendemos líneas, criterios y medidas que o bien eran contrarios a los principios ya establecidos en el movimiento comunista o bien eran reflejo de una insuficiente investigación de la situación concreta. El balance global de la actividad de la IC es ampliamente positivo. Esto significa que la IC en su conjunto no ha cometido errores graves y persistentes, de carácter universal. Sin embargo, los diferentes partidos comunistas, como secciones de la IC, han cometido en cambio errores graves y persistentes. Los mismos diferentes resultados logrados en distintos países lo confirma. Es tarea política irrenunciable de cada partido comunista comprender los errores del partido del que es heredero y continuador, hacer un balance de su actividad y extraer las enseñanzas debidas. Nosotros debemos hacer un cuidadoso balance de la experiencia, de las concepciones y de los métodos del viejo PCI. El  Proyecto de Manifiesto Programa contiene una síntesis de este balance (pág.76).

Por límites entendemos que la IC se ha encontrado ante problemas nuevos, propios de una situación más avanzada que las situaciones a las que el movimiento comunista había hecho frente hasta ahora, que las situaciones que el movimiento comunista había ya comprendido y para las que había elaborado concepciones y métodos justos que formaban ya parte del patrimonio que los comunistas debían asimilar. Respecto a algunos de estos problemas, la IC no consiguió elaborar ni incorporar como patrimonio común a todos los partidos líneas, criterios y medidas suficientes para resolverlos de forma favorable a los intereses de la causa del comunismo, aunque su experiencia contenga enseñanzas suficientes para resolverlos. ¿Cuáles son estos problemas? En mi opinión los principales son los siguientes:

1. La causa y la naturaleza de las crisis generales del capitalismo. A finales de la Segunda Guerra Mundial los comunistas, a la par que los grupos imperialistas, pensaban que los países capitalistas volverían a recaer de inmediato en la crisis económica de la que solamente la guerra les había sacado. Pero, por el contrario, en los países capitalistas se abrió un período de cerca de treinta años de recuperación de la acumulación capitalista y de desarrollo de la actividad económica. Este límite fue un terreno abonado para las teorías revisionistas de superación definitiva de la crisis y de la guerra.

2. Las formas de mediación en los países capitalistas entre el carácter colectivo ya asumido por las fuerzas productivas y la supervivencia de la propiedad individual capitalista de las fuerzas productivas. Lenin había señalado claramente que el imperialismo es una superestructura del capitalismo y que se trata de un capitalismo sui generis . Las Formas Antitéticas de la Unidad Social (FAUS) no han sido identificadas, estudiadas y utilizadas en la lucha política. Esto favoreció el desarrollo de las teorías revisionistas sobre las reformas estructurales y sobre el paso gradual al socialismo.

3. La naturaleza de los regímenes políticos de la burguesía en la fase imperialista del capitalismo. Lenin había señalado que el imperialismo tiende a la reacción, mientras que Stalin había precisado que la lucha de clases es cada vez más aguda a medida que la revolución socialista avanza en el mundo y los países socialistas progresan hacia el comunismo. La IC comprendió e hizo frente a los regímenes terroristas instaurados por la burguesía (fascismo, nazismo, etc.), pero no comprendió adecuadamente que los regímenes de los países "democráticos" (EE.UU., Inglaterra, Francia, etc.) se habían vuelto ya regímenes de la contrarrevolución preventiva. Esto facilitó el terreno a las teorías revisionistas sobre la lucha exclusivamente (o principalmente) legal y sobre la vía democrática al socialismo.

4. La forma de la revolución proletaria y de la dirección de la clase obrera sobre el resto de las masas populares. Se daba por descontado entre los partidos de la Internacional Comunista que la clase obrera sólo podía conquistar el poder mediante la violencia ("el poder nace de la punta del fusil"). No estaban, sin embargo, claras las formas en las que se había de iniciar la captación, formación y acumulación de las fuerzas revolucionarias. Convivieron al respecto en la IC concepciones y prácticas contrapuestas: acumulación de fuerzas en el marco de la legalidad burguesa a la espera de condiciones favorables para una insurrección popular, Frente Popular, combinación entre guerra civil revolucionaria y guerra imperialista, partido-ejército-frente de las clases y fuerzas revolucionarias, guerra popular revolucionaria de carácter prolongado. Esto favoreció las tendencias oportunistas y pasivas.

5. La naturaleza y el papel de los partidos comunistas. A pesar de la campaña de bolchevización lanzada en la segunda mitad de los años 20, en la IC permanecieron partidos comunistas que tenían una concepción principalmente legalista de su cometido y partidos clandestinos, partidos de masas y partidos de cuadros, partidos sustancialmente parlamentarios y partidos que dirigían en su país la guerra popular revolucionaria de carácter prolongado. Esto dejó la puerta abierta a la teoría revisionista del partido de todo el pueblo.

6. La relación entre los partidos comunistas de diferentes países. La IC, en la Resolución sobre su disolución (1943), declaró que "ya mucho tiempo antes de la guerra era cada vez más patente que... la solución de los problemas del movimiento obrero de cada país por medio de un centro internacional encontraría dificultades insuperables" y que "la forma de organización elegida por el Primer Congreso de la IC   para agrupar a los obreros iba siendo superada cada vez más... llegando incluso a ser un obstáculo para el posterior fortalecimiento de los partidos obreros nacionales". Pero la solución al problema de las relaciones entre los partidos comunistas quedó en suspenso. Esto facilitó el golpe de mano dado por Kruschev y el PCUS en 1956, cuando se arrogó el derecho de decidir por todo el movimiento comunista internacional.

7. La lucha de clases en los países socialistas. Que la lucha de clases persistía en los países socialistas era un hecho. Pero la comprensión de las leyes según las cuales se desarrolla, el análisis de clase de la sociedad socialista (en particular dónde está la burguesía en los países socialistas) y la relación entre las contradicciones de clase en la sociedad de cada país socialista y la lucha de clases a nivel internacional, todas estas cuestiones quedaron en suspenso hasta la Gran Revolución Cultural Proletaria (1966-1976). Esto favoreció la influencia de las teorías revisionistas sobre el fin de la lucha de clases y sobre la desaparición de las diferencias de clase en los países socialistas.

8. La relación entre los Estados y países socialistas. Después de la Segunda guerra mundial se formó el campo socialista, compuesto por más países y Estados, con tradiciones distintas y distintos niveles económicos, políticos y culturales. En 1919 se lanzó la consigna de federación soviética mundial. En ese momento se planteaba la tarea de dar forma política e institucional al principio de la colaboración fraterna entre los trabajadores de todo el mundo para avanzar hacia la comunidad mundial de los trabajadores. El no haber afrontado también teóricamente esta tarea favoreció las tendencias hegemonistas y nacionalistas.

Se trata de ocho problemas a resolver de forma urgente según su grado de importancia, pero que son cruciales para cumplir con éxito la tarea que tenemos por delante. Por consiguiente, debemos señalar los elementos de la experiencia de la IC que nos aporten soluciones justas, las posiciones más avanzadas que hoy debemos ocupar (el maoísmo: ver Rapporti Sociali nº 9/10 , Por el marxismo-leninismo-maoísmo. Por el maoísmo ). En suma debemos señalar las enseñanzas que nosotros extraemos de la experiencia de la IC para superar sus límites.

No son correctos los balances en los que sólo se afirma de forma general que la IC ha realizado muchas cosas positivas y que sus dirigentes han hecho una "contribución teórica inestimable". Primero, porque no se indican e ilustran las cosas positivas. Lo cual supone ignorar que existe una campaña denigradora que está influyendo también en nuestras filas. Segundo, porque, al dar por hecho que esas "contribuciones inestimables" conforman nuestro patrimonio ya adquirido (cosa que no es así), no se explican en qué consisten. Que esas "contribuciones inestimables" no hay que darlas por ya asentadas lo demuestra la influencia del pensamiento burgués de izquierda sobre las FSRS.

Todavía peor es que, después de esta concesión casi obligada hecha a los méritos de la IC, haya quienes se dediquen simplemente a ilustrar los errores y límites de la IC tal y como los entiende la burguesía. Como comunistas no debemos vacilar en exponer abiertamente nuestros errores y límites a las masas. Esto es necesario hacerlo. Para hacer desaparecer la desconfianza generada por los éxitos momentáneos conseguidos por la burguesía contra el movimiento comunista es preciso señalar claramente cuáles han sido los errores y límites nuestros que han hecho posibles esos éxitos. Debemos hacer el balance de la experiencia desde el punto de vista del proletariado y a la luz de sus concepciones revolucionarais, utilizando el método materialista dialéctico. En cambio debemos combatir los balances que, dada la falta de asimilación de la "inestimable contribución teórica" de la IC, ponen de manifiesto la influencia de la ideología burguesa, analizan los errores y límites desde el punto de vista burgués (que, sin embargo, se presenta como "neutral" y "científico": por encima de las clases, de los intereses y de los sentimientos de clase). Semejantes balances ocultan o enmascaran los verdaderos errores y límites importantes de nuestra lucha y no extraen las enseñanzas que nos son necesarias para no repetir los primeros y superar los segundos. Algunos balances, por otra parte, sólo hablan de "errores y desviaciones" de la IC y no señalan los límites que, a efectos de nuestra lucha, son aún más importantes que los errores.

En conclusión, tenemos necesidad de hacer un balance desde el punto de vista de la clase obrera que lucha por el poder al objeto de definir la línea con la que hacer frente a nuestras tareas en la segunda oleada de la revolución proletaria que se está desarrollando ante nosotros.

 

Ernesto V.

(10 de abril de 1999) 

 

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(1) A veces se ve uno sorprendido por la actualidad de los análisis de Marx, Lenin y de otros representantes históricos del movimiento comunista. Parece como si estuviesen escritos para hoy. Esta constatación nos sirve para echar a la basura, pues ese es su destino, los análisis de sociólogos, politólogos, economistas y otros intelectuales burgueses sobre la mundialización, sobre el fin de la historia y en general sobre las "novedades" que enarbolan. Pero no debemos conformarnos simplemente con la constatación de la inconsistencia de las ideas de los intelectuales del campo enemigo. Es doloroso releer hoy, a veinte o treinta años de distancia, lo que escribían algunos representantes del movimiento revolucionario (el ejemplo de Enver Hoxha vale por todos), orgullosos y convencidos de la justeza y coherencia de nuestra concepción del mundo, pero totalmente inconscientes del cataclismo que se estaba gestando en el movimiento comunista. Las novedades no son las que proclaman los intelectuales burgueses, aunque sean importantes: Formas Antitéticas de la Unidad Social, moneda fiduciaria mundial, reparto del mercado mundial entre algunos grandes monopolios, economía social regida por relaciones sociales capitalistas, unidad política y cultural mundial bajo la forma de dominio de todo el mundo por parte de algunos Estados y grupos imperialistas. En resumen, el mundo ha dado grandes pasos hacia el comunismo, pero lo ha hecho bajo la cobertura del capitalismo, lo que ha creado un mundo que, debido precisamente a esta contradicción, está por alumbrar. Tenemos que comprender científicamente las leyes de este proceso para dirigir la actividad revolucionaria de las masas.